BEATA ANGELA SALAWA
12 de marzo
1922 d.C.
Nació
en el seno de una familia campesina de un pueblo llamado Siepraw,
próximo a Cracovia, una familia pobre y piadosa. A los 16
años empezó a servir en el servicio doméstico en
una casa de Cracovia. Dos años después, conmovida por la
serena muerte de su hermana Teresa e impulsada por una voz interior,
tomó la firme decisión de buscar la santidad en la vida
humilde y pobre. Dedicó su vida a ayudar a sus semejantes, a la
amistad con otras criadas a las que ayudaba con todo lo que
tenía, y en 1901 ingresó en la Unión de las
sirvientas católicas (Asociación de Santa Zita), y en
esta asociación desarrolló un gran apostolado entre sus
compañeras, convirtiéndose en un ejemplo y guía de
conducta cristiana. En 1912 se hizo Terciaria franciscana. "Amo mi
trabajo porque en él encuentro la ocasión de sufrir
mucho, de trabajar mucho y de orar mucho; y fuera de esto no deseo nada
más en el mundo". Alimentó su vida interior leyendo
libros de mística y de santos, tuvo una especial
veneración por santa Gemma Galgani, que tomó como modelo
de vida.
Durante la I Guerra
Mundial cuidó soldados heridos y prisioneros de guerra. El
año 1917, enfermó y se vio obligada a abandonar el
trabajo a causa de una esclerosis. En una estrechísima
habitación alquilada pasó los últimos cinco
años de su vida, en medio de sufrimientos continuos, que
ofrecía a Dios por la expiación de los pecados del mundo,
la conversión de los pecadores, la salvación de las almas
y la expansión misionera de la Iglesia. Fue beatificada el
13 de agosto de 1991 por Juan Pablo II, en Cracovia.