Nació
en Siena en el de la familia de los Gallerani; fue un aguerrido soldado
que llevó a los sieneses a la victoria contra los orvietanos. Al
dar muerte a un hombre que abiertamente blasfemó de Dios, fue
obligado a huir de la justicia o de la venganza de los amigos de su
víctima, y se retiró a una propiedad de su familia en la
costa. Al regreso a su ciudad natal no encontró la paz
más que haciendo penitencia, dedicándose a la caridad,
donde fundó un hospital para los pobres, a los que sirvió
con gran dedicación.
Fundó los
Hermanos de la Misericordia, y que se dedicaron a atender a enfermos y
pobres, y se dedicó a cuidar a los enfermos y consolar a los
tristes, y nunca fue una institución religiosa, sino una obra de
caridad formada por laicos. El resto de su vida lo dividió entre
actividades de caridad y la oración. Su sociedad, cuyos miembros
usaban una especie de capa con una cruz y la letra M, continuó
hasta el año de 1308, cuando se fusionó con la Orden
dominicana.
Se atribuyeron
muchos milagros a Andrés. En cierta ocasión, sanó
un pie que ya comenzaba a gangrenarse; otra vez, caminó a pie
enjuto y sin mojarse con la lluvia por las calles de Siena, mientras
caía un violento aguacero; en otra oportunidad, al regresar bien
entrada la noche después de realizar una misión de
caridad en un lugar distante, el portal y las puertas de su casa se
abrieron por sí solas. Murió en Siena lleno de
méritos por su gran caridad. Su culto fue confirmado el 13
de mayo de 1798 por el papa Pío VI. Su fiesta se celebra en
Siena el 20 de junio.