Nació
en Siena en el seno de la familia Sansedoni. Nació deforme, en
tal grado que causaba asco a quien lo veía. Fue, por tanto,
alejado de su casa y confiado a una nodriza que lo cuidaba. La nodriza
lo llevó al convento de Santa Magdalena de los dominicos, y al
cabo de un año, el muchacho había cambiado de aspecto
totalmente. Ambrosio, creció serio, virtuoso y estudioso, pero
sobre todo caritativo, hasta transformar una parte del palacio en un
hospital para pobres. Entró al noviciado del convento dominico
en su ciudad natal a la edad de diecisiete años, fue enviado a
París para continuar sus estudios filosóficos y
teológicos bajo san Alberto Magno, y tuvo como compañero
allí a santo Tomás de Aquino. En 1248 fue enviado con
santo Tomás a Colonia donde enseñó en las escuelas
dominicas.
Su camino se
separó de su amigo santo Tomás, mientras éste se
dedicaba al estudio, Ambrosio se dedicaba a la predicación y a
la pacificación, de manera que fue solicitado por los
políticos de su tiempo, incluso del Papa. En el año 1260
fue uno de los misioneros del grupo de gente que evangelizaron
Hungría. En 1266 Siena fue puesta bajo una interdicción
por haber apoyado la causa del emperador Federico II, luego la
enemistad con la Santa Sede. Los sienenses pidieron a Ambrosio que
defendiera su causa ante el Pontífice Soberano, y lo hizo de
manera tan exitosamente que obtuvo para su ciudad natal el
perdón completo y la renovación de todos sus
privilegios.
Los sienenses
pronto deshicieron su alianza, una segunda vez Ambrosio obtuvo el
perdón para ellos. El trajo una reconciliación entre el
emperador Conrado de Alemania y el Papa Clemente X. Cerca de esta
época fue elegido obispo de su ciudad natal, pero rechazó
el cargo. Por un tiempo, se dedicó a predicar sobre la Cruzada,
y luego, a petición del Papa Gregorio X, motivó los
estudios, los cuáles los últimas guerras habéan
prácticamente suspendido para ser reanudados en el convento
dominico en Roma.
Predicó en
Alemania, Francia e Italia; fue maestro de los "Sagrados Palacios".
Después de la muerte del papa san Gregorio X, Ambrosio se
retiró a uno de los conventos de su Orden de donde fue convocado
por Inocencio V y enviado como Legado Papal a Toscana. Restauró
la paz entre Venecia y Génova, y entre Florencia y Pisa. Sus
biógrafos exhiben su vida como una de humildad perfecta.
él amaba la poesía, y muchas leyendas se cuentan sobre
sus victorias acerca de tentaciones carnales. Fue renombrado como
predicador apostólico. Su oratoria, simple más que
elegante, era más convincente y efectiva. Sus sermones, aunque
una vez fueron recopilados, ahora no existen. Murió a causa de
una vehemente predicación contra la usura, ya que sufrió
la rotura de una vena. El culto que se le había tributado
en Siena desde su muerte, fue confirmado en 1622 por Gregorio
XV. Patrón de Siena.