BEATO ÁLVARO DE
CÓRDOBA
19 de febrero
1430 d.C.
Nació en el seno de una familia rica y caballeresca de Zamora.
El joven Álvaro era inteligente, simpático, abierto y
devorador de libros. Malos años aquellos para la Iglesia y en
general para la humanidad: la peste negra y el Cisma de Occidente. El
1416, Benedicto XIII, el papa Luna, le concedió el titulo de
maestro en Teología en Salamanca. Fue profesor durante mucho
tiempo en el Estudio General de San Pablo de Valladolid, y
catedrático de dogmática. A pesar de todo ello,
Álvaro, se hizo dominico en Córdoba (1368), fue ordenado
sacerdote.
Álvaro
quería terminar con la corrupción de costumbres de tantos
sacerdotes y seglares cristianos, reyes y gentes sencillas, que
sólo pretendían medrar a costa de la fe y
religión: orar mucho, llevar vida de austeridad y ser fieles al
Evangelio a toda costa. Para llevar a cabo esta misión
recorrió Andalucía, Francia e Italia. La reina Catalina
lo eligió como consejero y tutor de su hijo Juan II. El beato
Álvaro luchó contra el papa de Aviñón,
Pedro de Luna. A petición de doña María de
Aragón, esposa del rey Juan II, el papa Martín V
expidió una bula por la que nombró a fray Álvaro,
superior mayor vitalicio de los conventos fundados de la nueva reforma
y de los entonces existiesen que abrazasen la reforma. La reforma
consiguió que el superior mayor fuera un cargo vitalicio y no
estuviera bajo la jurisdicción, presuntamente caprichosa del
provincial, sino inmediatamente vinculada a la autoridad del maestro
general de la Orden dominicana.
Organizó la "Vía Dolorosa" en Tierra Santa, fomentando
nuestro actual "Vía Crucis", que el introdujo por primera
vez en el convento de Escalaceli. Fue el paladín de la reforma.
Además de los muchos conventos que reformó, fundó
el convento de Portaceli de Sevisa y uno en el que quiso pasar los
últimos años de su vida, el de Santo Domingo de Scala
Coeli (Córdoba), que fue un centro de cultura y de piedad. Su
vida está marcada por el cristocentrismo, un canto al amor de
Cristo crucificado. El culto del beato fue confirmado por
Benedicto XIV el 22 de septiembre de 1741.