BEATO ALESSANDRO DORDI
1991 d.C.
25 de agosto



   Alessandro Dordi, de la Comunidad Misionera Paradiso, aceptó la invitación de Monseñor Luis Bambarén, entonces Obispo de Chimbote, para asumir la extensa parroquia Señor Crucificado de Santa. Era un hombre bueno, austero y sencillo, hombre de oración. Sacerdote infatigable, valiente, caminante y misionero. Su carisma por el anuncio del Evangelio se evidenció desde siempre. Al ordenarse sacerdote, cuando tenía 23 años fue a trabajar a una Diócesis entre los campesinos y los que sufrieron de inundaciones en los años 50s. 11 años después pasó a un poblado de Suiza y acompañó por 14 años como capellán de los emigrantes italianos. Allí visitaba a las familias, enseñaba religión y dirigió un del Centro Profesional. Quería ir a África, a Burundi como misionero, pero luego de visitar algunos países de América Latina eligió el Perú y llegó a Santa en 1980. Intentó sentirse uno más entre los santeños, compartía sus costumbres, fiestas y la tensión de vivir en un país golpeado por la violencia política, atentados terroristas, secuestros, protestas…

LABOR PASTORAL Y SOCIAL

   La Catequesis Familiar fue su prioridad. Promovió muchos cursos y animaba la preparación para los sacramentos en las comunidades del valle, que visitaba constantemente sin importarle las distancias. Sabía trabajar en conjunto, con otros agentes pastorales y comunidades religiosas.

   Consiguió donaciones para realizar diversas construcciones pastorales y de servicio social: Centro Promocional de la Mujer en 1983 con el apoyo de Caritas Española y más tarde organizó el Club de Madres para realizar actividades y talleres de manualidades, cursillos de alfabetización, corte y confección, bordado, enfermería, primeros auxilios, higiene y salud. Preocupado por atender a los enfermos construyó y puso en marcha el Botiquín Parroquial que funcionaba gracias a donaciones.

   También fundó el Centro de Educación Ocupacional “Virgen del Carmen”, capillas, casas parroquiales y centros comunales en diversos poblados de Santa. Conocer su vida, su obra y su martirio, y ver ahora los frutos en la Iglesia de Santa, nos anima a seguir lo empezado por el padre Sandro, continuar sin cansancio con la promoción de valores evangélicos, defender sin temor la vida y la dignidad de la persona, construir sin angustia la justicia y la paz, entregarse generosamente a la misión de la Iglesia y la edificación del Reino de Dios.

   La Iglesia de Chimbote agradece la entrega abnegada y ejemplar de nuestros mártires: padre Sandro Dordi, y los padres franciscanos Miguel y Zbigniew; quienes, aún después de su muerte, con su ejemplo de vida, nos dejan la tarea de anunciar el Reino de justicia, amor, paz y perdón.(Página Vida y Fe, agosto 2006).

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(Parroquia San Martín de Porres)