BEATA ALBERTINA
BERKENBROCK
15 de junio
1931 d.C.

Nació en Saô Luís, municipio de Imaruí,
Brasil, en el seno de una familia de origen alemán. Fue
siempre sencilla, modesta, serena, delicada y muy obediente. De
su sentido cristiano de la vida nacía su inclinación a la
bondad, a la piedad y a la virtud, en la medida que una niña de
12 años podía comprenderlas y vivirlas. Tenía dos
puntos de referencias espirituales: María y san Luis
Gonzaga.
Compartía su pan con los más pobres,
especialmente con los hijos de Indalicio, su asesino, que trabajaba
para su familia; esto tenía su mérito especial porque
eran de raza negra y en esa región, de colonización
germánica e italiana, existía un fuerte sentimiento
racista.
Indalicio Cipriano Martins tenía 33 años y
vivía con su mujer y sus hijos cerca de la casa de nuestra
beata. Cuando Albertina estaba apacentando el ganado, fue a buscar un
buey que se había escapado. En el camino encontró a
Indalicio, que se ofreció para ayudarle. Con engaño la
condujo a un bosque cercano pidiéndole tener una relación
sexual. Albertina se opuso con firmeza para guardar su pureza, e
Indalicio intentó violarla. Al no lograrlo, le cortó la
garganta de un navajazo, causándole la muerte en el
acto. Fue beatificada el 20 de octubre de 2007, en Tubarão
(Brasil), bajo el pontificado de Benedicto XVI.