BEATO AGUSTÍN
KAZOTIC
3 de agosto
1323 d.C.
Natural de Trogir en
Dalmacia. Ingresó en los dominicos a los 20 años.
Estudió en la Universidad de París. El Beato
predicó con gran fruto a sus compatriotas y fundó en su
patria varios conventos de su Orden, a los que dio por lema las
palabras de San Agustín: "Desde que estoy al servicio de Dios no
he conocido hombres más buenos que los monjes que viven
santamente, pero tampoco he conocido hombres más malos que los
monjes que no viven como debieran".
Fue enviado a
Hungría, donde conoció al cardenal Nicolás
Boccasini, legado pontificio, quien sería más tarde Papa
con el nombre de Benedicto XI. En 1303, el cardenal Boccasini
consagró a Agustín obispo de Zagreb, en Croacia (es el
primer obispo dominico croata). El clero y toda la diócesis de
Zagreb necesitaban urgentemente una reforma. El beato reunió
varios sínodos disciplinares, cuyos cánones puso en
ejecución en frecuentes visitas pastorales y fomentó las
ciencias sagradas y el estudio de la Biblia mediante la
fundación de un convento de la Orden de Santo Domingo.
Además, asistió al Concilio Ecuménico de Vienne
(1311-12). A su retorno, sufrió la persecución del
gobernador de Dalmacia, Miladino, contra cuya tiranía y
exacciones había protestado.
Tras de regir durante 14 años la diócesis de Zagreb, el
beato fue trasladado a la sede de Lucera, en la provincia de Benevento.
Ahí trabajó por desarraigar la corrupción moral y
religiosa que los sarracenos habían dejado tras de sí.
Como obispo se destacó como padre y defensor de los pobres,
recorrió a pie toda la diócesis, y gran parte de la noche
la pasaba en oración. Su principal característica fue la
gentileza y tuvo el don de la curación de enfermos. Su
culto fue oficialmente confirmado en 1702 por el Papa Clemente XI.