BEATO AGUSTÍN FERNANDEZ VÁZQUEZ
18 de agosto
1936 d.C.
Cartero de profesión,
vivía en la calle Virtudes, 13, 1º dcha. Era Agustín lo
que se dice un hombre bueno, muy bien considerado en la vecindad y siempre
disponible a las necesidades de la Basílica, tan próxima a
su domicilio. Por su cargo de tesorero en la junta de caridad de los Caballeros
de la Milagrosa, era el encargado de entregar a los pobres los socorros de
la Asociación. Los perseguidores, que habían encontrado la
lista de Caballeros de la Milagrosa de la Basílica y los buscaban
para matarlos, se sirvieron de estas personas necesitadas de Chamberí
para identificar al tesorero. El hecho de ser denunciado por los mismos pobres
a quienes personalmente socorría con toda delicadeza, añade
a su martirio la belleza incomparable de la caridad cristiana, que le mereció
asemejarse a Cristo, manantial y modelo de toda caridad, en expresión
de S. Vicente de Paúl. En declaración ante el juzgado, a la
pregunta del juez acerca de sus sospechas, la esposa ni dio nombres, ni entregó
las listas de los asistidos. En esta manifestación sencilla, de una
mujer indefensa, no podemos menos de admirar la categoría espiritual
de los miembros de la Asociación de la Virgen Milagrosa en momentos
bien difíciles para la Iglesia.
MARTIRIO: Fue detenido en su casa el 17 de agosto de 1936, a
las 7 de la mañana, por fuerzas de Asalto, de Seguridad y 8 milicianos
de la checa denominada Círculo Socialista del Norte instalada en el
convento de las Esclavas del Sagrado Corazón, Martínez Campos,
8, a pocos metros de su domicilio. Catalina, su esposa, se dirigió
inmediatamente a la checa, pero le negaron que estuviese allí su marido.
Volvió al día siguiente, y ya entonces uno de los milicianos
le hizo saber que en el local no se encontraba ningún preso, ya que
a los cuatro que estaban allí detenidos los habían llevado
a la Dirección General de Seguridad. Se dirigió de inmediato
al lugar indicado, manifestándole allí que en la checa le habían
engañado. Continuó sus gestiones, recorrió todas las
checas, sin conseguir noticias de su marido. Unos ocho días después
encontró en la diputación la ficha de Agustín Fernández
Vázquez con la indicación de “muerto”, sin más detalles.
Según consta en la inscripción de defunción, firmada
por el juez municipal y el secretario del distrito de Palacio, lo mataron
al día siguiente de prenderlo, 18 de agosto de 1936, en el Cuartel
de la Montaña y fue enterrado en el cementerio municipal de Madrid,
en fosa común con los numerosos cadáveres del día. A
su viuda le fue imposible identificar sus restos.