BEATO AGAPITO ALCALDE GARRIDO
31 de julio
1936 d.C.
Apenas cumplidos 25 años,
fue a Filipinas de profesor en los seminarios diocesanos: Jaro y Cebú.
Pasó allí la guerra cruel que terminó con la independencia.
Ya en España estuvo destinado en Canarias, en Andalucía y 15
años en Madrid de director de novicios. Entre los jóvenes por
él formados se encuentran cuatro sacerdotes y tres hermanos coadjutores,
que como él entregaron su vida martirizados en la persecución
religiosa. En 1931 inició el que sería su último ministerio:
capellán de las Hijas de la Caridad en la casa de retiro Santa Luisa
de Marillac, sita en la antigua cartuja de Ara Christi, de Valencia, entre
los municipios de El Puig y Rafelbuñol. La numerosa comunidad estaba
integrada por más de 100 Hermanas, casi todas mayores y enfermas.
Allí, junto con el otro capellán: P. Rafael Vinagre Torres,
le alcanzará la persecución y la muerte violenta en 1936.
Fue un misionero celoso de la gloria de Dios, responsable, trabajador y muy
cumplidor de su deber.
MARTIRIO: En 1936 tenía 69 años, había
vivido la persecución en Filipinas y los conatos de revolución
en Andalucía en 1931. Estaba preparado para ofrecer el sacrificio
de su vida, que tanto había predicado. El domingo 26 de julio de 1936
fueron apresados los dos capellanes P. Agapito y P. Rafael. Acto seguido
encendieron una gran hoguera para quemar las imágenes y demás
objetos religiosos. No profanaron el santísimo, porque una Hermana
pudo ponerlo a salvo. Los dos misioneros fueron llevados a la plaza del pueblo
del Puig, que estaba llena de gente que pedía su muerte. El lunes
27 ingresaron en la cárcel de Mislata. Cuenta un testigo seglar que
rezaban el breviario en el patio, pese a haberles advertido del peligro que
ello entrañaba, y continúa: “en dicho patio comenzaron a formarse
grupos de presos que rezaban el rosario, ya que cada día que pasaba
se confirmaba el hecho de que íbamos a morir todos y poco nos importaba
que nos vieran o no los guardianes. Luego, en las celdas empezó la
costumbre de rezar el rosario otra vez, sin que hubiera una sola excepción,
así se continuó, de 70 u 80 presos que éramos entonces
hasta los momentos en que éramos miles. Es indudable que estos dos
sacerdotes, con su pauta nos dieron el camino a seguir en la prisión”.
El día 31 de julio los sacaron de la prisión bajo
vigilancia. Buscaron refugio en las numerosas casas de Hijas de la Caridad
que había en Valencia sin conseguir nada porque estaban todas incautadas.
Al P. Agapito Alcalde lo siguieron al salir del asilo de San Juan Bautista,
C/ Guillén de Castro, 161, hasta la calle Játiva y lo mataron
en la estación del norte el mismo día 31 de julio de 1936 por
la noche.