ADRIANO I
772-795 d.C.
Tercer Papa
de la familia Colonna. En 774 Carlomagno derrotó a los
longobardos en Pavía, proclamándose su rey y poniendo fin
a su estado independiente, que había durado dos siglos. Durante
las fiestas de Pascua del mismo año, Carlomagno vino a Roma,
donde, en la cripta de San Pedro, juró fidelidad a Roma y
renovó las promesas hechas por Pipino a Esteban II. La
situación había cambiado notablemente. El rey de los
francos, protector del Papa en contra de los longobardos, era ahora rey
de los longobardos, y cada territorio cedido al Papa representaba un
territorio menos para el rey de los francos. Sin embargo, Carlomagno
respetaba demasiado al Papa para dar un rumbo injusto o violento a las
cosas.
En 781 Carlomagno volvió a Roma, donde se
llegó al siguiente compromiso: Pipino, hijo del rey,
recibía el título de rey de Italia, y su hermano Luis el
de rey de Aquitania. Carlomagno reconocía, en cambio, al Papa
como soberano del estado pontificio y se comprometía a no
intervenir en las elecciones papales, de las que sólo los
romanos eran responsables.
La reconciliación con Bizancio siguió poco
después del viaje del rey a Roma. Irene reinaba como sucesora de
León IV y su ambición fue la de reconciliarse con el Papa
y con los francos. En 785 invitó al Papa para asistir al segundo
Concilio de Nicea, donde fueron condenados los iconoclastas y fue
rehabilitado el culto de la Virgen y de los Santos. Carlomagno no
aceptó el texto de las actas del Concilio, en el que veía
una nueva intención de la Iglesia griega de erigirse cabeza de
la Cristiandad. Convocó un concilio en Francfort (794), en la
que fue condenada la herejía llamada adopcionismo, que afirmaba
que Jesucristo, en cuanto Dios y Verbo Eterno, era hijo propio y
natural de Dios, pero en cuanto hombre, era tan sólo hijo
adoptivo y por gracia, no por naturaleza. Admitía, pues, en
Cristo, dos filiaciones, y aquí está el error, pues la
filiación va con la persona, y habiendos dos filiaciones
lógicamente se seguía que había también dos
personas, lo cual era puro nestorianismo.
De este modo, Carlomagno, aparecía a los ojos de
los occidentales como protector, por las armas y por la
teología, de la Santa Madre Iglesia. Sus guerras con los
árabes, los sajones y los ávaros tienen el mismo sentido
ortodoxo que el concilio de Francfort. Su Imperio se extendía ya
desde la Dalmacia y el sur de Italia hasta el Ebro, y en el norte hasta
Alemania.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)