ACORDAOS
Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás
se ha oído decir que ninguno de los que haya acudido a Vos,
implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido
abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también
acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo
el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vuestra
presencia Soberana. No desechéis oh purísima Madre de
Dios mis humildes súplicas, antes bien, escuchadlas
favorablemente.
Así sea.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)